Por: Alcides García Rodríguez
La digitalización es irreversible, y está claro para todos que debido al Covid-19 tuvimos que pisar fuerte el acelerador para marchar hacia adelante y seguir funcionando como civilización. Hoy fue la pandemia, mañana podría ser una recesión económica global o peor aún, una guerra mundial. Lo cierto es que ya no vivimos como hace 10 años, estamos inmersos en un mundo volátil e incierto lleno de ambigüedades y extremadamente complejo. El mundo actual es super veloz y ansioso por las novedades, incrédulo ante la estabilidad de las cosas, donde se precipitan cambios y transformaciones y en definitiva agotador por todo el estrés que significa adaptarse diariamente.
El sector educativo es un claro ejemplo, han tenido que implantar a velocidad plataformas virtuales para organizar video conferencias diarias con los alumnos para cumplir con el calendario académico. También, muchas organizaciones y compañías se han visto obligadas a implementar con rapidez procesos de digitalización que les permite seguir operando y generar bienes y servicios, en esta nueva realidad la tecnología es fundamental y la estamos comprobando a diario desde nuestro hogares.
El mundo inmobiliario no está ajeno a esta realidad, por tanto, es el momento de analizar y pensar que factores pueden jugar a nuestro favor. Al parecer hay una que está muy clara: La digitalización de los procesos, como herramienta para ofrecerle al cliente cerrar sus negocios en un ambiente confiable y seguro. Ofrecer tours virtuales, visitas a través de videollamadas desde el sitio, apartar una propiedad firmando un contrato privado vía digital son una de las soluciones que ya están aprovechando las organizaciones más innovadoras.
La digitalización masiva es indetenible e indispensable para las empresas, las instituciones, la administración pública y toda la ciudadanía. El gran reto ya está presente, el Real Estate deberá implementar y sacar provecho de las tecnologías emergentes que ya están transformando al mundo. Avanzarán más rápido las sociedades que tengan visión, conocimiento y capacidad para innovar y adaptarse.